Sin noticias de Dios

Agustín Díaz Yanes, 2001.
Reparto: Penélope Cruz (Angel Malo) Victoria Abril (Angel bueno) Demián Bichir (Boxeador) Gael García Bernal (Subdirector del Infierno) Bruno Bichir (Guardia) Fanny Ardant (Subdirectora del Cielo) Juan Echanove (Director del centro comercial) Emilio Gutierrez Caba (Gangster) Cristina Marcos; Elsa Pataky; Luis Tosar.
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Crítica social y teología

«Sin Noticias de Dios» sale bien parada de su primera prueba, no resulta ridícula en su mezcla de los planos divino y mundano. La alegoría de los ángeles resolviendo los asumntos de un boxeador al que una quiere salvar y la otra perder, no sólo resulta creíble, sino que relega a un segundo plano al boxeador y a los personajes reales. Llanes ha aprendido del cine americano lo importante que es comprometer al espectador en el afán del protagonista, y ese detalle salva la película.

Dice Graham Greene en una de sus novelas que el cristiano no debe creer mucho en la otra vida porque no dice que en ella sucedan cosas, sólo se pagan y premian lo que sucede en esta, que es la que de verdad se cree. Por desgracia no tengo la cita. Pero esta película lo desmiente. En esta fantasía sobre el cielo y el infierno, los ángeles no son comparsas sino que el boxeador, es una mera excusa argumental para el duelo entre esos personajes celestiales.

Lo más endeble de la trama es que el alma de un simple boxeador pueda ser tan importante. Lo más interesante es la traducción que hace del cielo y el infierno. El cielo es un cabaret, y el angel bueno, Victoria Abril, canta como una diva de los años cuarenta. El infierno tiene una jerarquía de departamentos, jefes, directores que lo hacen parecido a una multinacional. Entre otras bromas de esta representación, Penélope Cruz tiene que servir comida y aguantar los pellizcos de los condenados. El mundo moral de la tierra también tiene un trasfondo social porque se desarrolla entre las zancadillas de los empleados de un supermercado y los líos del boxeador con los prestamistas a los que les debe dinero. Es un peligro convertir su obra en un mero panfleto sobre ideas tales como la globalización o el canibalismo empresarial, pero Díaz Llanes no se pierde porque se centra en sus seres de carne y hueso, en sus afanes por salir adelante.

La alegoría del infierno me parece lo más estimulante de este producto, aunque no llega a las cotas de Woody Allen que encierra en una de las calderas al inventor de los muebles de metacrilato.

Sin noticias de Dios Mendez-Leite [GUÍA DEL OCIO]
He vuelto a ver "Sin noticias de Dios" y, como me ha gustado más aun que la primera vez, me van a permitir que "donde dije digo, digo diego", es decir, que le ponga cinco estrellas en lugar de cuatro. Y si le aplico esta máxima calificación es porque la segunda película de Díaz Yanes está llena de ideas luminosas, poblada por personajes perfectamente diseñados y salpicada de diálogos de acerado sentido del humor.
Le he pedido permiso a la directora para seguir escribiendo sobre esta película las tres próximas semanas, pero me ha dicho que no porque estrenan "Harry Potter" y "El Señor de los Anillos".

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