Bésame tonto

Billy Wilder, 1964.
Reparto: Dean Martin (Dino) Kim Novak (Polly) Ray Walston (Orville J. Spooner) Felicia Farr (Zelda Spooner) Cliff Osmond (Barney) Barbara Pepper (Gran Bertha) Skip Ward (Lechero) Doro Merande (Mrs. Pettibone)
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A Wilder no siempre le salía bien

A Billy Wilder no le salió bien Bésame tonto. Wilder dejó su sello, no se puede negar, pero no arregló la cinta. Igual que en “El apartamento”, o en “La galleta de la fortuna”, el protagonista recapacita en un momento, y decide que la dignidad importa más que el dinero. Lo hace cuando sale de su casa para irse a la bolera y se da cuenta de que el actor presumido se va a enrollar con su esposa sin la menor vergüenza, y todo por venderle una canción. Sí, el lo ha arreglado todo para que la mujer que hay en su casa no sea su esposa, sino una chica del “Belly button”, local cuyo nombre (ombligo) sirve para hacer uno de los pocos chistes de la película, y no muy bueno, por cierto. Pero aunque ella no sea su esposa, lo es para el actor, el acto vale lo mismo que si lo fuera. Da igual si es engaño o verdad, lo cierto es que el actor va a ponerle los cuernos.

Ese momento de cambio, a diferencia de las otras películas que sí son grandes, queda aquí algo extraño. A Billy Wilder le gusta jugar con la mentira y en sus películas siempre hay alguien que finge algo y alguien que se lo cree. Con esta película Wilder quiso hacer un tour de force porque al final el que engaña también es engañado y todos los personajes entran en un juego de ser quienes no son y de poner cuernos y recibirlos que no deja tranquila la conciencia del espectador, y que resulta tan difícil que da la sensación de que es Wilder el que nos está mintiendo a todos.

Un compositor de un pueblo perdido se encuentra con un famoso cantante, Dino, que pasa por su pueblo y estropea su coche para que no pueda irse. Para que acepte y escuche sus canciones lo invita a suc casa, y para que no se queje contrata a una chica de alterne para que finja ser su mujer. El problema es que tiene que echar a su mujer de casa, y otro problema es que siente respeto por la joven.

La comedia no funciona porque hay pocos chistes buenos. Y la historia de cuernos tampoco funciona porque nadie tiene ninguna razón para ponerlos, ni el marido, ni la esposa. Y lo que menos funciona es la supuesta dignidad del protagonista, porque al final la historia se resuelve con que el cantante, Dino, se queda con la canción, pero lo hace por los favores sexuales que tanto repugnaba pagar al marido. Y la chica del “Belly Button” se va del pueblo (Kim Novak) porque ha recibido un gesto de respeto. Pero ese gesto, que en el caso de Miss Kubelik valía mucho, porque era amor, en su caso no vale nada, porque es una cana al aire.
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