Nobleza baturra

Florian Rey, 1935
Reparto: Imperio Argentina (Pilar), Miguel Ligero, Juan de Orduña, Manuel Luna (Marco)
* * *
La honra y el folklore

En la década de los treinta Florian Rey rueda tres comedias con Imperio Argentina de protagonista y con Miguel Ligero de secundario dando una nota folklórica y cómica. La primera fue La hermana San Sulpicio (1934) que contiene todos los elementos que luego va a barajar en Morena Clara (1936) y en Nobleza Baturra (1935). Todas se sostienen por la actuación con canciones y baile de la protagonista, Imperio Argentina, y en la contrapartida humorística de Manuel Ligero. En las tres hay una historia de amor y en las tres hay un momento de crisis en el que pareja de amantes sufre una injusticia impagable y en el que la actriz saca de su repertorio su lado dramático y probablemente algunas lágrimas del espectador de la época.

Si bien el lado sensiblero ha envejecido sin remedio, el lado folklórico y el cómico no lo han hecho y cualquiera de las tres películas es fácil de disfrutar para un espectador de nuestros días. También puede saciar cierta curiosidad costumbrista. Las dos primeras son urbanas y están ambientadas en Sevilla. Nobleza Baturra es rural y transcurre en un pueblecito Aragonés. Los protagonistas cambiaron su acento por el maño, e Imperio Argentina baila una jota en vez de una petenera como en la anterior.

Florian Rey era un pésimo director escogiendo planos, haciendo elipsis y narrando un material que generalmente se le va de las manos en lo dramático y controla bastante bien cuando hay que hacer reir o alegrar al público con las canciones de la tonadillera. Nobleza Baturra se basa en una obra de Joaquín Dicenta, y narra las desventuras de una hermosa heredera que es pretendida por una hombre rico al que no quiere (Manuel Luna) y por un criado pobre al que sí corresponde (Juan de Orduña).

El rico propietario se venga de la muchacha donde más daño puede hacerle, en su reputación, y hace creer a todo el pueblo que ella tiene un amante que la visita por la noche. El humilde criado sacrifica su nombre en favor de la protagonista y el cura intercede en la acción dando a todo un sentido religioso y casi de milagro que no era necesario.

Curiosamente una obra con un tema profano, como esta, aparece al final iluminada por la religión y cierra en la basílica del Pilar, mientras que en La Hermana San Sulpicio que pertenece a un ciclo de cine religioso de la época, y que habla de una monja, el tono es irreverente y el convento aparece como opresión y como carcel de la alegre novicia.

El drama no funciona en ninguna de las tres obras. En Morena Clara no tiene sentido que un fiscal se comprometa a acoger a una gitana por haber afirmado en un juicio que él no es racista. En La hermana San Sulpicio no tiene sentido que una monja sea forzada a seguir en un convento contra su voluntad a esas alturas del siglo. En Nobleza baturra toda la tragedia reside en que la protagonista es acusada de tener sexo fuera del matrimonio. El honor que ella ha perdido por culpa del terrateniente aparece como una gran tragedia pero no es más que un prejuicio absurdo y la película sólo tendría valor si ella se rebelara contra ese prejuicio en vez de tener que lavar su buen nombre.

0 comentarios:

top