El efecto mariposa

Eric Bress y J. Mackye Gruber, 2004
Reparto: Ashton Kutcher (Evan Treborn), Amy Smart (Kayleigh Miller), Eric Stoltz (George Miller), William Lee Scott (Tommy Miller), Elden Henson (Lenny Kagan), Ethan Suplee (Thumper), Melora Walters (Andrea Treborn), Brandy Heidrick (Kristin), Grant Thompson (Hunter), Daniel Spink (Toby).
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Que hubiera pasado si

Uno de los cuentos menos inspirados de Borges, “El jardín de senderos que se bifurcan” plantea la posiblidad del efecto mariposa, una historia que llegado a un punto se bifurca y puede dar lugar a dos posibles caminos que a la vez se bifurcan y así hasta el infinito. El acierto de Bress y Gruber es haber planteado esta idea que muchos otros habrán tenido (Borges se disculpaba siempre de habernos robado la idea a los lectores) con unas reglas que la hacen cinematográfica, y sobre todo entretenida.

El protagonista igual que su padre, padece un síndrome que le produce lagunas en la memoria en los momentos más decisivos de su vida. Cuando crece y llega a la universidad descubre que cada una de esas lagunas de su memoria es como un puente por el cual puede volver al pasado y cambiar lo que ocurrió y la vida de cuantos le rodeaban. Cada una de las nuevas posiblidades le brinda un presente con un problema resuelto, pero muchos otros problemas nuevos con los que no contaba. Hay una alteración que parece ser ideal, pero empieza a torcerse, otra es buena para todos, pero no para él. Cada personaje cambia completamente dependiendo de una de sus decisiones del pasado.

Evan Trevorn es un personaje muy rico porque en cada momento de la película vive en su realidad y es consciente de todas las otras posibilidades que ha descartado, por eso en uno de los presentes un médico dice que su cerebro ha vivido cuarenta años.

De entrada es el protagonista, y no el guionista quien ha ido eligiendo finales, y por consiguiente también el público.

Trevorn tiene la posibilidad de elegir que pasado quiere para construir un buen presente, igual que un autor que tiene que inventar un personaje. Trevorn tiene que inventarse a sí mismo eligiendo entre un conjunto de posibilidades imperfectas.

El planteamiento es tan estimulante que no hace falta un final sorprendente de los que están tan de moda, ni un deus ex machina, ni nada. Es tan entretenido que no hace falta un final feliz, si bien se podría considerar feliz alguno de los finales que el protagonista vive, examina y rechaza.

El resultado de este experimento puede mosquear a muchos espectadores. La narración rompe muchas reglas de la narración tradicional. De entrada es el protagonista, y no el guionista quien ha ido eligiendo finales, y por consiguiente también el público. En el final definitivo, el protagonista ha renunciado a lo más importante. Lo ha hecho para que los demás sufran menos. Quizá algún espectador se quede con la misma sensación que yo, con la sensación de que maldad y bondad, a veces verdugo y vícitima, o triunfo y fracaso casi son la misma cosa.

Muchos saldremos del cine pensando que hubiera pasado si no hubieramos copiado en aquel exámen o si le hubieramos dicho algo a aquella chica que se fue con otro. Aznar debería verla, y debería reflexionar que si no hubiera puesto los pies en aquella mesa de café, o si en vez de un puro hubiera fumado un cigarrillo, a lo mejor ahora seríamos doscientos madrileños más para festejar la verbena de San Isidro. Quien sabe.

Rotten Tomatoes: 32%. Fresh: 46 Rotten: 100
Taquilla 5ª semana: $58 mill

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