Troya

Wolfgang Petersen, 2004
Reparto: Brad Pitt (Aquiles), Eric Bana (Héctor), Orlando Bloom (Paris), Diane Kruger (Helen), Sean Bean (Odiseo), Brian Cox (Agamenón), Julie Christie (Tetis), Peter O'Toole (Rey Príamo), Brendan Gleeson (Rey Menelao), Saffron Burrows (Andrómaca), Rose Byrne (Briseis).
Guión: David Benioff; basado en el poema épico "Ilíada" de Homero.
* * *
El mito

En los tiempos de Homero no había medios de comunicación como tenemos hoy, pero existía la misma necesidad de saber que ocurría en aquellas guerras donde los pueblos mandaban a sus jóvenes y a veces volvían y a veces no. La cultura se transmitía oralmente, las noticias corrían boca a boca. Los rapsodas eran como las agencias de noticias porque iban de pueblo en pueblo explicando lo que había ocurrido en la batalla, pero también eran como el cine porque la recreaba ante sus oyentes, y eran la literatura porque cultivaban el lenguaje y eran la poesía porque la métrica y las metáforas les ayudaban a recordar los fragmentos.

Los jóvenes escuchaban embobados en las plazas los poemas que hablaban de los héroes del pasado que ellos debían imitar, aprendían cual era la historia de su país y cuales las virtudes que debía tener un hombre y un buen griego, también aprendían religión, porque los dioses tenían un papel capital, que hoy otorgamos a la suerte o al destino.

La historia de la conquista de Troya tuvo cierta relevancia para la formación de Grecia porque le abrió las puertas del Mar Negro, pero fue mucho más trascendental para la historia de la literatura porque es el origen de una mitología que no ha hecho otra cosa que repetirse. Los rapsodas iban de pueblo en pueblo narrando las hazañas de los protagonistas, seleccionando aquellos hechos que más cautivaban a su audiencia y explicándolos con los motivos que más ennoblecían a sus protagonistas. La relación entre el poeta y el espectador era más directa que la que el director de cine tiene con su público, y también menos lucrativa. Pero esa inmediatez hizo que aquellos poemas respondieran a las necesidades más íntimas de las audiencias y que los mitos que forjaron hayan resistido todas las revisiones, porque como decía Jung apelan al subconsciente colectivo.

El Aquiles de “Troya” es un hombre que busca la gloria y que entra en la batalla pensando en lo que dirán de él los siglos venideros. Es un hombre que lucha para ser protagonista de la Iliada, un personaje que quiere el papel principal, y que lo obtiene con su valor. Según Homero fue castigado por ofender a Apolo arrasando su templo, pero para el espectador de nuestro tiempo es más reprensible por su arrogancia. Aquiles lucha para ser cantado hasta que matan a su primo Patroclo (¿primo o amante?) y a partir de entonces lucha para vengarse. Reta y derrota a Hector que es el príncipe heredero de Troya y otro gran héroe de la epopeya. Priamo (O’Toole), el padre de Hector, el Rey de Troya, se arrastra hasta los pies de Aquiles en la oscuridad de la Noche y le pide el cadáver de su hijo. Troyanos y griegos son grandes hombres enfrentados, nos dice la narración (y muchas obras de teatro griegas que no hablan de otra cosa), todos ellos merecen la gloria, todos merecen nuestro respeto después de muertos. Por eso el cuerpo de Hector es tan importante, porque su entierro es su imagen final, es su fama. Por eso es tan importante que el cadaver no se convierta en alimento de los cuervos y animales carroñeros. La honra de los héroes y la de sus cadáveres es muy parecida a la importancia que nuestro Siglo de Oro concede a la fama y a la honra, como si un hilo uniera a todos los pueblos mediterráneos. Don Quijote sale, igual que Aquiles, a hacerse famoso, y gran parte de los dramas de Calderón parten de una ofensa del nombre del protagonista.

A mi me hubiera encantado que Petersen hubiera rodado una gran película, y me encantaría que triunfara en la taquilla, porque ha elegido un camino estupendo (Como el de Master and Commander), porque dedica su presupuesto a recrear un universo de personajes y de leyendas que pueden ser increíbles o realistas, pero que pertenecen al acervo cultural de occidente. En otras palabras que vale la pena aprenderse los nombres de Menelao y de Paris, y es un despilfarro de imaginación y de efectos especiales inventar nombres a los hechizos de Harry Potter y a los esbirros del Conde Drácula. Me gusta ver un despilfarro de horas en la recreación de la Antigua Troya pero me cansa ver esa desmesura en la creación de Minas Tirith. Existe una mitología de nombres que quiero recordar y que aluden a personajes que existieron, aunque fueron exagerados por los poetas del pasado y existe una genealogía de nombres estúpidos que no quiero que me recuerden y que inventa cada año cualquier donnadie con ganas de dar el pelotazo de su vida y vivir de los royalties.

Pero hay que decir de “Troya” que no consigue un resultado muy épico, y que todas las anécdotas que probablemente hacían más entretenida la historia para las audiencias del pasado, como la conquista de Troya con un caballo de madera, no reúnen los ingredientes para enganchar al público de nuestros días. La tradición oral puede embriagar a su público explicando la guerra con el rapto de una mujer tan hermosa como Helena, pero una película cojea con una explicación tan floja, la desunión de los griegos a causa de una esclava no funciona y tampoco su unión a partir de la muerte de Patroclo.

Petersen era consciente de que el cine tiene un ritmo distinto al de la Iliada y también de que debía traducir los mitos a nuestros días, pero dudo que muchos espectadores se den por satisfechos con su traducción. Aún quedan muchos cambios por hacer para que una narración produzca en nosotros el efecto que logró en tantas generaciones. De hecho, casi se puede decir que la traducción de la Iliada se hace continuamente y que gran parte de nuestro cine es un trasunto de aquella historia.

Crisei: No existen los dioses, pero sí existe el recuerdo. Los héroes griegos y troyanos que lucharon en esa guerra quizá insignificante tal vez lo hicieron, como aquí apunta Aquiles, por el simple motivo de que sus nombres fueran recordados.
Enrique Colmena ***: La dirección del alemán Wolfgang Petersen, hace años ya afincado en Estados Unidos, es funcional, invisible, como es habitual en él, lo cual es lo más próximo a un elogio. Entre los actores, Brad Pitt, quien no parecía adecuado para el papel de Aquiles, el de los pies ligeros, termina convenciéndonos con sus dudas, su existencia atormentada entre la fugacidad de la vida y sus ansias de inmortalidad (al menos nominal).
La lengua: El caso es que, mientras la veía, estaba pensando: "Cuando vuelva a casa voy a poner la película a parir en la bitácora, por todas las licencias poéticas que se han tomado. ¡Así aprenderán!" Luego he pensado: "¿Y para qué?"
Ebert **: Patroclus, who looks a little like Achilles, wears his helmet and armor to fool the enemy, and until the helmet is removed everyone thinks that Achilles has been slain. So dramatic is that development that the movie shows perhaps 100,000 men in hand-to-hand combat, and then completely forgets them in order to focus on the Patroclus battle scene, with everybody standing around like during a fight on the playground.
Say what you will about Charlton Heston and Victor Mature, but one good way to carry off a sword-and-sandal epic is to be filmed by a camera down around your knees, while you intone quasi-formal prose in a heroic baritone. Pitt is modern, nuanced, introspective; he brings complexity to a role where it is not required.
By treating Achilles and the other characters as if they were human, instead of the larger-than-life creations of Greek myth, director Wolfgang Petersen miscalculates. What happens in Greek myth cannot happen between psychologically plausible characters. That's the whole point of myth.
Mr Cranky -2: Petersen uses the convenient "inspired by" credit instead of the more constraining "based upon" so that he can change enough of Homer's work to appeal to modern audiences while also deflecting the criticism of crazed Classics professors likely to run their own Trojan horse up to Wolfgang's front door during their summer break.
Rotten Tomatoes= 58%. Fresh: 80 Rotten: 57
Taquilla 1ª semana: $47 m.

‘Troya’: poco Homero, mucho Hollywood
Se esperaba que batiera un récord de taquilla acorde con la espectacularidad de su producción –165 millones de euros de presupuesto y un reparto que incluye a Brad Pitt, Orlando Bloom y Eric Bana–, pero la recaudación del primer fin de semana de Troya, aunque notable (38 millones de euros), no establece ninguna marca.
| d.s.d / j.d.m | 20 minutos |

A este hecho se añaden estos días los comentarios críticos de los especialistas por el escaso parecido entre el filme de Wolfgang Petersen y La Ilíada, de Homero, en la que dice inspirarse. Para aquellos avispados que confiaban en poder presumir de haber leído La Ilíada tras ver Troya, 20 minutos les indica algunas diferencias claves entre ambas obras.

La guerra | Aunque La Ilíada comienza en el décimo año de la guerra entre griegos y troyanos, en el filme se muestra un conflicto que se resuelve en escasas semanas.

Menelao (rey de esparta) y Agamenón (rey de micenas) | Son los malos de la película y, por consiguiente, mueren en el sitio de Troya. En el libro no. Menelao perdona a Helena, que regresa a su lado, y Agamenón muere más tarde, asesinado por su esposa Clitemnestra.

Los dioses | Desempeñan un papel decisivo en el texto de Homero, al ponerse al lado de uno u otro bando y al condenar a la infelicidad a los reyes griegos por su extremada crueldad en la batalla. Sólo la astucia mostrada en la guerra por Ulises lo libra de la maldición. En la película, apenas se los menciona.

Asalto final a Troya | Es uno de los momentos más espectaculares del filme y, sin embargo, no aparece en La Ilíada, sino en un texto posterior: La Eneida, de Virgilio. En la película incluso Aquiles participa descendiendo del mítico caballo, lo que en La Eneida, hace su cruel hijo Pirro. Brad Pitt, ayudado del guión, lo convierte en un personaje más simple que el creado por Homero.

Héctor | La Ilíada concluye con sus funerales, sin embargo el filme se prolonga más.

Patroclo | En el filme es el primo pequeño de Aquiles, con un papel muy secundario, hasta que muere. En La Ilíada es su amigo más querido, su compañero de juegos. Es enterrado cubierto por los cabellos de Aquiles.

Eneas | Aparece fugazmente al final de Troya, sin embargo, en La Ilíada es bastante mayor y tiene un papel más destacado. No en vano, es hijo de Venus y el futuro fundador del Imperio Romano.

Extraído de 20 minutos

Otros recortes de prensa relacionados con Troya:

Quim Monzó tiene un cuento interesante que recrea a Ulises dentro del caballo de madera.

Juancho Armas Marcelo ha escrito un artículo sobre “La lección de Troya” para el Cultural de ABC.

Carlos Revirego comenta para el Cultura de El Mundo el resurgir de las epopeyas.

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