Inconscientes

Joaquín Oristrell, 2004
Reparto: Leonor Watling (Alma), Luis Tosar (Salvador), Alex Brendemühl (León), Mercedes Sampietro (Sra. Mingarro), Nuria Prims (Olivia), Ana Rayo (Pastora), Juanjo Puigcorbé (Dr. Mira).
Guión: Joaquín Oristrell, Teresa de Pelegrí y Dominic Harari.
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Empacho de Freud

Dicen los guionistas entendidos, como Linda Seger, que en un buen guión los protagonistas deben conducir el argumento, mientras que los personajes secundarios pueden defender los temas de la historia. Yo sospecho que el naufragio de “inconscientes” viene de ignorar reglas sencillas como esa. En la película, algún marisabidillo que se había leído las obras de Freud de pe a pa se hizo con las riendas y no dejó respirar a nadie. Y no digo que el tema de Freud no tenga su gracia. Al principio de la historia, cuando había un chiste aquí y otra allá, el espectador podía, incluso, agradecer la suerte de estar viendo una película española con humor fino. Pero la alusión a Freud acaba por acaparar todo, y para calzar tanta culturilla destrozan la historia.

La película sólo sale adelante como una parodia de si misma, como un disparate. En manos de un autor con pulso podía haber funcionado como una comedia ingeniosa.

El argumento de la historia tenía también elementos de sobra para haber hecho un buen producto. La trama es policial. La protagonista busca a su marido, un psiquiatra de principios del siglo XX que ha huido de la consulta, y para encontrarlo se vale de su tesis sobre cuatro casos clínicos. La trama es siempre el eje de la película, y aunque uno se burle de lo demás es conveniente respetar algún elemento. Es absurdo buscar a un marido que ha huido por su pie o acordarse al final de crear una conspiración para darle interés a la historia.

Hay quien ha querido ver rasgos de la alta comedia de Billy Wilder, pero en ese sentido sólo veo la interpretación de Leonor Watling que casi consigue imitar a Shirley MacLaine. Yo aún me pregunto si la película podría dejarse ver después de una poda a fondo, quizá no, lo más probable es que sólo hubiera funcionado tras haber atado y amordazado durante el rodaje al empollón que se aprendió de memoria las obras de Freud.

Fotogramas ****: una comedia española inteligente, brillante, irónica, que te hace sonreír y pensar. Una comedia que le habría gustado mucho a Billy Wilder porque tiene aquello que él buscaba siempre: hablar del aquí y el ahora sin necesidad de dar lecciones.
Metropoli ***: comedia de enredo inusualmente inteligente, culta, sin petulancia, narrativamente ágil, repleta de matices, incluso de notas a pie de página, que permiten celebrar el atrevimiento de que en una producción española aparezcan sin estridencia y sin vergüenza ajena personajes como un olvidadizo Dr. Alzheimer o Sigmund Freud.

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