La conjura del Escorial



Dos horas de documental, media hora de culebrón


Antonio del Real, 2008
Reparto: Jason Isaacs (Antonio Pérez), Julia Ormond (princesa de Éboli), Jürgen Prochnow (Espinosa), Jordi Mollà (Mateo Vázquez), Joaquim de Almeida (Juan Escobedo), Juanjo Puigcorbé (Felipe II), Blanca Jara (Damiana), Fabio Testi (duque de Alba), Rosana Pastor (doña Juana de Coello), Pablo Puyol (Insausti), Concha Cuetos (doña Bernardina), Anthony Peck (Tiépolo).
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Sería una suerte que personajes como la princesa de Éboli o don Antonio Pérez se hicieran tan populares como Hanibal Lecter o el pirata Barbosa. Lo de matar dos pájaros de un tiro y que uno sea educativo nunca deja de seducirme. Pero con películas como “La conjura del escorial” difícilmente vamos a conseguir que alguien se quede hasta el final cuando la echen dentro de un año por la segunda cadena.

El McGuffin es el mismo que el de los Tres Mosqueteros. Los nobles se juegan su poder y los vasayos, que son quienes nos importan, se juegan la vida. Antonio Pérez, que es el malo pero sólo descubriremos que es malo al cabo de dos horas, conspira para conseguir unos papeles que lo comprometen en asuntos de estado. Jordi Mollá, que es el bueno, pero sólo descubriremos que es bueno cuando caiga el telón, pide los servicios de un alguacil para destapar la trama contra el rey.

El alguacil quiere descubrir al culpable porque le va en ello una cuestión personal. La historia de amor del alguacil, contada con el mismo arte que un culebrón venezolano; y la investigación posterior, contada con el mismo arte que un serial español, son los únicos veinte minutos de cine que uno soporta dentro de este larguísimo documental. Las otras dos horas de inacción muestran a personajes históricos discutiendo sobre Flandes e Inglaterra delante de una colección de postales de las fachadas del siglo de oro.
Jordi Costa. El País: Con el punto de mira en la comercialidad más banal, la apasionante intriga histórica cede demasiado terreno a una lamentable trama amorosa. Al director quizá le traicione su propia ambición y, aunque la grandilocuente música pretenda ensalzar una puesta en escena más esforzada que talentosa, la película parece un trabajoso remedo de aquellos modelos británicos un tanto pasados de moda
Es Madrid, no Madriz: La calle donde fue asesinado Juan Escobedo es la calle de la Almudena, que se encuentra a muy pocos metros de la catedral, como podemos leer en la placa que el Ayuntamiento colocó allí.
Roberto Piorno. Guía del Ocio **: Cuando Del Real abandona la crónica histórica para deslizarse por los límites del relato aventurero la película hace agua, y cuando se sumerge sin contemplaciones en las profundidades del melodramilla romántico bucólico, hortera y forzosamente intercultural se oyen las alarmas de naufragio.
Francisco Marinero. Metropoli 0: esta confusa conjura cuyos personajes actúan contradictoriamente, como si cada uno de los cuatro guionistas hubiera trabajado por su cuenta y cada uno de los actores no supiera si su personaje es ingenuo o taimado, bueno o malo.

IMDB | web | muchocine | La Princesa de Éboli | Antonio Pérez

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