Bolt



Chris Williams y Byron Howard, 2008
Doblaje original: John Travolta (Bolt), Miley Cyrus (Penny), Susie Essman (Mittens), Mark Walton (Rhino), Malcolm McDowell (Dr. Calico), James Lipton (el director).
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ACTO 1: la vida es sueño
Bolt es un perro famoso educado, desde que era un cachorro para creerse una fantasía de superpoderes. Un estudio de cine mantiene esa mentira para que su interpretación sea más auténtica. Pero un día el perro descubre la verdad.

¿Es mejor vivir una vida agradable o una vida auténtica, aunque duela? No se trata de una pregunta filosófica. Toda la legión de imbéciles que caen cada día en la droga lo hacen porque eligen el placer a la verdad. “El Show de Truman” es un caso parecido de vida de pega. El gran ejemplo de elección de la mentira es Cifra, el tripulante de la Nabucodonosor en “Matrix”. Él quiere volver a ser implantado en Matrix, aunque sabe que es falsa.

ACTO 2: Compañeros de viaje
Bolt es enviado por error a Nueva York y quiere volver a Los Ángeles. En su camino conoce a una gata y a un hamster. Los dos compañeros han hecho distintos pactos con la realidad: el hamster se ha entregado ciegamente a un sueño en el que Bolt es tan maravilloso como lo ve en la tele. El hamster idealiza tanto a Bolt que cuando ve la explosión de la perrera cree que ha sido obra de su superladrido. El hamster es ese amigo, o esa novia, que cree que tú eres perfecto. Pero eso no es verdad.

La gata, Mittens, sabe desde el principio que el perro está chiflado. Pero tiene que negociar con su chifladura, porque él es más fuerte. Ella negocia con todo el mundo, chantajea a las palomas y utiliza las caritas del chucho para conseguir comida. El teatro, la mentira, la extorsión son su caldo de cultivo. Su pacto con la realidad es que todo vale, y todo es falso. El amor no existe, pero el miedo y la manipulación sí.

Bolt no tarda en darse cuenta que no es un superperro. Pero tampoco acepta el universo cínico de la gata. El mundo deja de ser un nido de serpientes cuando tú dejas de comportarte como una.

ACTO 3: ¿soy especial o soy un perro más?
Imagínese que su novia le dice que en realidad usted no es especial. Ella buscaba un abogado que midiera más de 1,80 y usted le valía. Pero le daría igual estar con cualquier otro, siempre que cumpla esas dos condiciones. Usted no se sentirá muy amado.

Cuando Bolt abandona la fantasía de que él es un super perro aún le queda otro sueño: hay una persona que lo quiere, Penny. Por eso tiene que ir a California. Allí descubre que otro perro igual que él puede reemplazarlo. Ni siquiera es especial en el corazón de la chica. Y entonces aprende que hay algo que sí le hace especial: no somos especiales por cuanto nos quieren los demás, somos especiales por cuanto estamos nosotros dispuestos a querer.

1 comentarios:

Paxton Hernandez dijo...

Wow. Es la mejor reseña que he leído de tan magnífica película.

Gracias por publicarla. De lo mejor de Disney en los últimos años.

A destacar también, esa capacidad que tiene la película para "pensar en sí misma" sobre todo como action filme (profundamente autoconsciente, como pocos) y los delirantes guiños irónicos sobre la estupidez / magia de la televisión. Magistral.

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